Duelo y melancolía
Cuando
se pierde algo o alguien muy querido, la libido que estaba ligada a ese objeto
queda en libertad. El sujeto pierde el interés por el mundo exterior, pierde la
capacidad de amor y sufre inhibición de algunas de sus funciones; de esta
manera ocurre el duelo o la melancolía. El duelo es una situación pasajera en
la que el mundo se vuelve pobre y vacío, pero después de un proceso se reestablecerá
el dominio del yo; en cambio, en la melancolía el yo se empobrece y se vuelve
insignificante, se va degradando debido al reflejo de un deseo inconsciente por
denigrar al objeto de afecto que se ha perdido.
El duelo
es una reacción ante una pérdida de un ideal, de algo o alguien amado. No se
considera una situación patológica porque después de un tiempo se supera y el
sujeto vuelve a la normalidad. Es una pérdida consciente en donde el sujeto se
acata a la realidad y por medio del proceso irá aceptando que ese objeto ya no
existe, demandando a la libido que abandone todas las ligaduras con él.
Cuando ocurre un proceso de duelo, la libido
queda libre para ser ligada a otros objetos o para retornar transitoriamente al
yo. Se pierde la capacidad para elegir un objeto amoroso, pero hay consciencia
de que es una situación transitoria y poco a poco se acepta la realidad. El
sujeto va comprendiendo que el objeto amado no existe más y cuando lo logra, el
yo consigue depositar la libido sobre un nuevo objeto. Durante este proceso
existe un displacer, pero al finalizar la labor de duelo desaparece y el yo
vuelve a quedar en libertad y sin inhibición alguna.
En
el duelo normal se logra vencer la pérdida del objeto y mientras persiste
absorbe las energías del yo; la realidad muestra que el objeto ya no existe y
el yo desata su ligazón con el objeto aniquilado dejándose llevar por la
satisfacción narcisista que le da el estar con vida.
En
cambio, la melancolía presenta desviaciones graves de la conducta normal de la
vida del sujeto, quien ha perdido algo pero se opone a esa pérdida. Cuando
ocurre la pérdida, el sujeto no se acata a la realidad; es una pérdida inconsciente,
se sabe a quién se perdió pero no lo que se perdió. Como base de este proceso
hay una elección de objeto de tipo narcisista, el sujeto elige como objeto
amoroso a uno que lo representa en algún sentido, se lucha por tener al objeto
perdido con el cual el yo se ha identificado.
Durante
este proceso, la libido es retraída hacia el yo y se produce una identificación
del yo con el objeto perdido; debido a esto, los reproches producidos hacia la
persona perdida se convierten en autorreproches y autoacusaciones, hay una
disminución del amor propio hasta llegar a una espera delirante de castigo. La
pérdida de objeto se transforma en una pérdida del yo, el melancólico presenta
un delirio de insignificancia debido al empobrecimiento del yo. El sujeto se humillará y describirá a su yo
como indigno, despreciable y denigrante, esperando la repulsión y el castigo.
Se presentan síntomas como insomnio, repulsión por la comida y un
desfallecimiento de la pulsión de aferrarse a la vida.
Existe
la tendencia de que la melancolía se transforme en manía, en algunas ocasiones
se puede observar una alternancia cíclica entre ambas. La relación radica en que
en la melancolía se lucha por retener al objeto perdido con el cual el yo se
había identificado y en la manía se lucha por liberarse de la identificación.
Cuando
hay una predisposición a la neurosis obsesiva se observa una ambivalencia, en
donde el sujeto amará y odiará, al mismo tiempo, al objeto perdido. Tratará de
desligar la libido del objeto perdido pero al mismo tiempo queriendo evitarlo. Las
tres premisas de la melancolía son: la pérdida del objeto, la ambivalencia y la
regresión de la libido del yo.
Es
posible que el proceso llegue a su fin de una manera inconsciente, cuando se
calma el castigo del yo o cuando se decide abandonar el objeto porque se
considera carente de valor.
El
cuadro de síntomas del duelo y la melancolía se asemeja, de la misma manera que
coinciden los hechos que las ocasionan. La diferencia radica en que en la
melancolía el sujeto presenta una desvalorización de sí mismo que exterioriza
mediante la autodegradación y los autorreproches, llegando hasta una expectativa
delirante de castigo.
Referencia:
·
Freud, S.,
“Duelo
y
Melancolía”
en
Obras
Completas,
Ed.
Amorrortu,
Buenos
Aires,
1976,
Vol.
14.
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