jueves, 19 de septiembre de 2013

Duelo y melancolía


Duelo y melancolía

Cuando se pierde algo o alguien muy querido, la libido que estaba ligada a ese objeto queda en libertad. El sujeto pierde el interés por el mundo exterior, pierde la capacidad de amor y sufre inhibición de algunas de sus funciones; de esta manera ocurre el duelo o la melancolía. El duelo es una situación pasajera en la que el mundo se vuelve pobre y vacío, pero después de un proceso se reestablecerá el dominio del yo; en cambio, en la melancolía el yo se empobrece y se vuelve insignificante, se va degradando debido al reflejo de un deseo inconsciente por denigrar al objeto de afecto que se ha perdido.

El duelo es una reacción ante una pérdida de un ideal, de algo o alguien amado. No se considera una situación patológica porque después de un tiempo se supera y el sujeto vuelve a la normalidad. Es una pérdida consciente en donde el sujeto se acata a la realidad y por medio del proceso irá aceptando que ese objeto ya no existe, demandando a la libido que abandone todas las ligaduras con él.

 Cuando ocurre un proceso de duelo, la libido queda libre para ser ligada a otros objetos o para retornar transitoriamente al yo. Se pierde la capacidad para elegir un objeto amoroso, pero hay consciencia de que es una situación transitoria y poco a poco se acepta la realidad. El sujeto va comprendiendo que el objeto amado no existe más y cuando lo logra, el yo consigue depositar la libido sobre un nuevo objeto. Durante este proceso existe un displacer, pero al finalizar la labor de duelo desaparece y el yo vuelve a quedar en libertad y sin inhibición alguna.  

En el duelo normal se logra vencer la pérdida del objeto y mientras persiste absorbe las energías del yo; la realidad muestra que el objeto ya no existe y el yo desata su ligazón con el objeto aniquilado dejándose llevar por la satisfacción narcisista que le da el estar con vida.

En cambio, la melancolía presenta desviaciones graves de la conducta normal de la vida del sujeto, quien ha perdido algo pero se opone a esa pérdida. Cuando ocurre la pérdida, el sujeto no se acata a la realidad; es una pérdida inconsciente, se sabe a quién se perdió pero no lo que se perdió. Como base de este proceso hay una elección de objeto de tipo narcisista, el sujeto elige como objeto amoroso a uno que lo representa en algún sentido, se lucha por tener al objeto perdido con el cual el yo se ha identificado.

Durante este proceso, la libido es retraída hacia el yo y se produce una identificación del yo con el objeto perdido; debido a esto, los reproches producidos hacia la persona perdida se convierten en autorreproches y autoacusaciones, hay una disminución del amor propio hasta llegar a una espera delirante de castigo. La pérdida de objeto se transforma en una pérdida del yo, el melancólico presenta un delirio de insignificancia debido al empobrecimiento del yo.  El sujeto se humillará y describirá a su yo como indigno, despreciable y denigrante, esperando la repulsión y el castigo. Se presentan síntomas como insomnio, repulsión por la comida y un desfallecimiento de la pulsión de aferrarse a la vida.

Existe la tendencia de que la melancolía se transforme en manía, en algunas ocasiones se puede observar una alternancia cíclica entre ambas. La relación radica en que en la melancolía se lucha por retener al objeto perdido con el cual el yo se había identificado y en la manía se lucha por liberarse de la identificación.

Cuando hay una predisposición a la neurosis obsesiva se observa una ambivalencia, en donde el sujeto amará y odiará, al mismo tiempo, al objeto perdido. Tratará de desligar la libido del objeto perdido pero al mismo tiempo queriendo evitarlo. Las tres premisas de la melancolía son: la pérdida del objeto, la ambivalencia y la regresión de la libido del yo.  

Es posible que el proceso llegue a su fin de una manera inconsciente, cuando se calma el castigo del yo o cuando se decide abandonar el objeto porque se considera carente de valor.
El cuadro de síntomas del duelo y la melancolía se asemeja, de la misma manera que coinciden los hechos que las ocasionan. La diferencia radica en que en la melancolía el sujeto presenta una desvalorización de sí mismo que exterioriza mediante la autodegradación y los autorreproches, llegando hasta una expectativa delirante de castigo.

Referencia:
·         Freud, S.,“DueloyMelancolía”enObrasCompletas,Ed.Amorrortu,Buenos Aires,1976,Vol.14.

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