jueves, 19 de septiembre de 2013

Duelo patológico

Duelo patológico

A lo largo de la vida los seres humanos sufrimos múltiples pérdidas, pero no todas son igual de significativas  ni interfieren de la misma manera en la vida cotidiana. Toda pérdida, con valor real o simbólico, conlleva un proceso de duelo, consciente o no, para quien lo sufre. El dolor experimentado dependerá del tipo de vínculo que nos una a aquello que perdemos y a cómo esta pérdida afecte a los aspectos más fundamentales de nuestra vida.

Se entiende por duelo al proceso psicológico que sobreviene después de una pérdida real o imaginaria. El sujeto experimenta unan perdida de un objeto del mundo externo y presenta diferentes conductas que con el paso del tiempo se van superando.

Freud sugirió el primer modelo sobre el duelo y distingue entre el duelo normal y el duelo patológico. Menciona que duelo y melancolía son similares, pero el duelo se trata de una situación pasajera en la que, con el tiempo, el sujeto reestablecerá el afecto normal del dominio del yo. En cambio, en la melancolía se degrada el yo como reflejo de denigrar al objeto de afecto perdido, en la actualidad esto es conocido como duelo patológico.

Freud enfatiza como las características propias del duelo:

·         Reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente (la patria, la libertad, el ideal, etc.)
·         El duelo es un afecto normal paralelo a la melancolía (depresión); excepto en una característica: en el duelo no está afectado el "amor propio" (autoestima).

·         Conlleva la convicción del sujeto de ser castigado por una culpa cometida por él.
·         El duelo patológico, además de las anteriores, tendrá las siguientes características:

·         Estado de estrés y depresión que persiste tras un año de la pérdida (la mayoría de las veces referidas a un ser querido). Tras un año de la pérdida el sujeto manifestaría:
·         Estado de ánimo depresivo.
·         Recuerdos intrusivos referentes a las circunstancias de la pérdida, o sueños recurrentes respecto a la persona perdida.
·         Reacciones de estrés (insomnio, ansiedad, etc.).

El duelo patológico se da cuando las conductas normales de un duelo se detienen, ignoran, intensifica o distorsionan, cuando todo se sale del curso normal de una pérdida.
Otros personajes han continuado con el estudio del, en este trabajo se hablara sobre las aportaciones de Bowlby, Worden y Kübler-Ross.


El modelo de Bowlby

Bowlby define el duelo como “una serie bastante amplia de procesos psicológicos que se ponen en marcha debido a la pérdida de una persona amada, cualquiera que sea su resultado”. Según él, existen ciertas experiencias infantiles de las personas propensas al duelo patológico. Sostiene que el patrón de los vínculos afectivos que un individuo establece durante su vida depende de la forma en que su conducta de apego se organiza en su personalidad, los sujetos cuya representación de figuras de apego no han sido accesibles o gratificantes, tenderán a elaborar duelos de forma complicada.

Describió tres tipos de personalidades que son propensas al duelo patológico:
A.    Quienes establecen relaciones ansiosas o ambivalentes. Generalmente provienen de familias en donde se sintieron rechazados, también pudieron tener padres que los amenazaban con abandonarlos o dejarlos de amar.
B.     Quienes prodigan cuidados de manera compulsiva. Sujetos que desde pequeños se otorgan a sí mismos la tarea de cuidar al otro.
C.     Quienes afirman independencia de los lazos afectivos. Ante una pérdida de la niñez, tuvieron que ver por si mismos o crecieron en un ambiente donde la conducta de apego y al expresión de los sentimientos fueron criticadas. Se ven obligados a contener sus sentimientos y mostrarse duros.

Estos grupos de personas reaccionaran con autocriticas y culpas ante una perdida, como una reacción prolongada que producirá duelo patológico. Estas personas desarrollaron una manera característica de vincularse con sus cuidadores, debido a ciertas experiencias.

·         Las personas con un apego ansioso tuvieron experiencias con sus cuidadores donde estos le amenazaban con el abandono o suicidio, o con amenazas más sutiles como la retirada de afecto si no cumplían sus exigencias, o también le referían lo detestable que era el sujeto para ellos y lo que les hacía sufrir.

·         Las experiencias de las personas predispuestas a prodigar cuidados compulsivos, con que sus cuidadores le hacían sentir responsables de su enfermedad (enfermos reales o hipocondriacos) o de inducirles la obligación de cuidarlos, o ambos aspectos.

·         Las personas predispuestas a mostrar compulsivamente autosuficiencia e independencia solían recibir críticas y castigos por mostrar sus emociones o necesidades afectivas.

Estos grupos  "reproducirían" relaciones similares y reaccionarían a la pérdida con un intenso sentimiento de culpa. Bowlby defiende que el sujeto ha desarrollado un disociación cognitiva entre lo que el describe de cómo eran las relaciones con la persona perdida y lo que él atribuye como causa de la pérdida. Esta última información a menudo no es accesible a la conciencia, y su procesamiento suele ser "inconsciente". La explicación que da Bowlby a este hecho es que los padres de alguna manera "presionaron" para que el niño tuviera una buena imagen de ellos, y esa presión introdujo una regla cognitiva que prohibía revisar el funcionamiento real con ellos (que se reproduce de alguna manera con la persona perdida).

Bowlby planteó cuatro fases en el duelo:

·         Fase 1, “fase de entumecimiento o shock”: es la fase temprana de intensa desesperación, caracterizada por el aturdimiento, la negación, el enojo y la no aceptación. Puede durar un momento o varios días y la persona que experimenta el duelo puede recaer en esta fase varias veces a lo largo del proceso.

·         Fase 2, “fase de anhelo y búsqueda”: periodo de intensa añoranza y búsqueda de la persona fallecida, se caracteriza por inquietud física y pensamientos permanentes sobre el fallecido. Puede durar varios meses e incluso años de una forma atenuada.

·         Fase 3,  “fase de desorganización y desesperanza”: la realidad de la pérdida comienza a establecerse, la sensación de sentirse arrastrado por los acontecimientos es la dominante y la persona en duelo parece desarraigada, apática e indiferente, suele padecer insomnio, experimentar pérdida de peso y sensación de que la vida ha perdido sentido. La persona revive continuamente los recuerdos del fallecido; la aceptación de que los recuerdos son sólo eso provoca una sensación de desconsuelo.

·         Fase 4, “fase de reorganización”: etapa de reorganización en la que comienzan a remitir los aspectos más dolorosamente agudos del duelo y el individuo empieza a experimentar la sensación de reincorporarse a la vida, la persona fallecida se recuerda ahora con una sensación combinada de alegría y tristeza y se internaliza la imagen de la persona perdida.


Tareas de duelo  de William Worden

Para Worden las fases implican pasividad y es como algo que hay que pasar, en cambio, las tareas implican que la persona ha de ser activa y puede hacer algo, da a la persona cierta sensación de fuerza y la esperanza de poder hacer algo de forma activa.
Worden nos dice que el proceso de duelo se realiza mediante tareas que siguen un orden cronológico secuencial y repetitivo que nos permite detectar las áreas en las que hay avances y en las que hay retrocesos.  Si no se completan estas cuatro tareas, los sujetos presentarán un duelo patológico.

1.       Aceptar la realidad de la pérdida
Para comenzar el proceso de duelo, se debe de reconocer que esa pérdida es dolorosa y que se tiene el derecho a hablar de eso, se debe de aceptar que aquello que se amaba y que se ha perdido ya no regresara más. La persona que sufre la pérdida debe aceptar que es irreversible.

2.       Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida
Viviendo el dolor de la pérdida, obliga al sujeto a ponerse en contacto con sus emocione, involucra sentimientos de ira y culpa.  No se debe de sentir extraño o excéntrico y no ser rechazado o aislado. A veces es necesario expresar físicamente las emociones, para relajarse y expresar lo acumulado en el cuerpo.

3.       Adaptarse a un medio sin la persona perdida.
La readaptación es complicada porque el sujeto no se da cuenta del gran número de roles que jugaba la persona. Es necesario acostumbrarse a vivir de una manera diferente, con nuevas necesidades y retos

4.       Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.

Es el retiro de la energía emocional de la persona perdida y se reinvierte en una nueva relación. Encontrar razones para seguir gozando de la vida buscar un espacio para recordar al que no está o lo que se ha perdido, se logra despedirse de lo que ya no es para dar paso a una nueva vida con nuevos objetivos y expectativas. Se integra la pérdida a la vida, la experiencia resulta menos dolorosa y se encuentran razones para vivir.

Etapas de duelo de Elisabeth Kübler – Ross

Kübler – Ross habla sobre distintas etapas y emociones por las que atraviesan los sujetos en un proceso de duelo. Estas etapas aparecen tanto en enfermos terminales como en familiares y allegados del sujeto, pero no al mismo tiempo que el paciente.

1.      Etapa de negación: el sujeto se opone a la idea de que algo malo ha sucedido, puede funcionar como un amortiguador después de una noticia impresionante o inesperada.
2.      Etapa de ira: surgen todos los “¿Por qué?”, todo es malo y criticable, todo le parece mal al sujeto. Expresarla ayuda con la aceptación de la pérdida.
3.      Etapa de negociación: la persona mantiene la esperanza de que aún se pueda evitar la pérdida o que se pueda tener el control de lo que está pasando. Generalmente el pacto es con Dios o con uno mismo. El sujeto se convence sé que si hace algo, todo se solucionara y volverá a ser como antes.
4.      Etapa de depresión: el sujeto necesita llorar por la pérdida, siente una tristeza profunda y existe la sensación de pérdida. Se debe de expresar la angustia y el dolor, para poder sobrellevar la depresión sin sentirse presionadas a esconder el dolor.
5.      Etapa de aceptación: el sujeto recobra la propia identidad, ha resuelto los asuntos incompletos. Ya no existe una carga emocional ni un sufrimiento.


Referencia:
·         Ruiz, J. y Cano, J. Manual de psicoterapia cognitiva.
·         Bowlby, J. Vínculos afectivos: Formación, desarrollo y pérdida .Ediciones Morata: Madrid. 
·         Espina, A., Pérez, M. Sobre la elaboración del duelo en terapia familiar (2005). Revista de psicoterapia: www.centrodepsicoterapia.es
·         Yoffe, L. El duelo por la muerte de un ser querido: creencias culturales y espirituales. Psicodebate 3. Psicología, cultura y sociedad.
·         Rothsein, J., Roy, S. y Wolf, S. Manual de especialistas en rehabilitación. (2005) Editorial Paidotribo: España.
·         Morris, Charles G.; Maisto, Albert A. Introducción a la psicología. (2011) Pearson Educación: México.


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